La iniciativa fue hundida tras una votación mayoritaria de los senadores de la Comisión Séptima, quienes coincidieron en que la reforma no ofrecía garantías suficientes sobre la sostenibilidad financiera del sistema, la continuidad en la atención a los pacientes y la transición hacia el nuevo modelo propuesto por el Gobierno. Varios congresistas señalaron que el articulado concentraba excesivo poder en el Estado, debilitaba la red privada y no aclaraba cómo se asegurarían los recursos para cubrir la atención de millones de afiliados.
Ante esta decisión el ministro Benedetti, expresó en su cuenta de X Benedetti su descontento, “Esperaron hasta el último día para hundir la Reforma a la Salud y así no poder revivirla en plenaria como hicimos con la Laboral. Han jugado con la salud de los colombianos de una forma cochina y barata”. y así mismo el Ministro de Salud Guillermo Jaramillo en el congreso, manifestó, «Archivar la reforma no elimina la crisis. La profundiza. Mantiene un sistema que no responde a los pacientes, que precariza a los trabajadores de la salud y que castiga especialmente a los territorios más apartados del país”.
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Entre los principales argumentos de la negativa estuvo la falta de consenso técnico y político. Los senadores advirtieron vacíos en temas como el manejo del riesgo en salud, el futuro de las EPS durante el periodo de transición, la capacidad operativa de la ADRES para asumir nuevas funciones y la ausencia de un plan claro para evitar traumatismos en la prestación del servicio. También se cuestionó que el proyecto no incorporara de manera suficiente las observaciones de expertos, gremios del sector y asociaciones médicas.
El senador del Centro Democrático, Honorio Henríquez, afirmó que “se sigue salvando la salud y vida de los colombianos”. El senador del uribismo fue uno de los que radicó la propuesta de archivo del proyecto.
Ahora, el gobierno enfrenta el reto de definir si insistirá en una nueva reforma a la salud con un enfoque distinto o si optará por ajustes parciales mediante decretos y reformas administrativas. En cualquier escenario, el hundimiento por segunda vez del proyecto deja en evidencia las dificultades del Gobierno para sacar adelante sus reformas estructurales y anticipa un 2026 marcado por una agenda legislativa mucho más limitada y condicionada por el escenario electoral.


